El pasado viernes 25 de abril, la Parroquia San Juan Pablo II acogió una Eucaristía conjunta con feligreses de la Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles y San José de Calasanz.
Por tercer año consecutivo, las dos parroquias de Montequinto celebran una convivencia pascual para estrechar lazos fraternos y dar gracias a Dios por los frutos espirituales concedidos durante los años de andadura pastoral.
La celebración eucarística fue presidida por D. Adrián Ríos y concelebrada por D. Javier Nadal, párroco de Nuestra Señora de los Ángeles y San José de Calasanz.
El vicario parroquial de San Juan Pablo II, D. Juan Guzmán, administró el sacramento de la Reconciliación durante la Misa, que terminó con un ágape fraterno en el patio parroquial.
Barca de Pedro
Durante su homilía, Ríos reflexionó sobre el Evangelio de San Juan, capítulo 21. “Toda la Parroquia San Juan Pablo II es una metáfora del Evangelio de San Juan. El techo evoca una gran red, en la celosía vemos representada también la pesca y la sobre mesa con los discípulos. Dentro de la red están los pescados, que venimos a ser cada uno de nosotros que hemos escuchado la llamada de Dios, es decir, la iglesia de Montequinto, la Iglesia universal y la barca de Pedro”.
Sobre la realidad pastoral de San Juan Pablo II dijo que “conviven en comunión distintas sensibilidades que el Espíritu Santo ha ido suscitando, reconociendo que todos somos necesarios dentro de la barca, viviendo en complementariedad, sinodalidad y reciprocidad”.
En esta misma línea recordó que el Señor “nos convierte en pescadores de hombres en virtud de nuestro bautismo para ir en busca de aquellos que no se han encontrado con Él. Dios cuenta con nosotros para ayudarlo en la pesca como sus instrumentos”.
En definitiva, “el Señor nos llama a ser discípulos misioneros y el apóstol que está permanentemente presente junto a Él, preocupado y rezando por los demás”, subrayó el párroco San Juan Pablo II.
