Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas (13-11-2022)

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas (Lc 21,5-19)

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:

-Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.

Ellos le preguntaron:

-Maestro, ¿cuándo va a ser éso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?

El contestó:

-Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mi nombre diciendo: «Yo soy» o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.

Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.

Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.

Luego les dijo:

-Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.

Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio.

Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre.

Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

Reflexión:

El Evangelio nos habla del fin del mundo, prefigurado por la destrucción del templo de Jerusalén. El último discurso de Jesús en Lucas (21,5-36) está orientado por completo hacia el futuro, queriendo ayudar a los discípulos a vivir correctamente el presente. Ante la profecía de la destrucción del templo y el anuncio de persecuciones, Jesús advertirá a los suyos a no dejarse engañar y asumir el alto precio de dar la vida, por el simple hecho de ser sus seguidores.

Los hombres nos encontramos a caballo entre el pasado y el futuro, viviendo el presente, que es donde podemos actuar directamente. El temor puede circundar el corazón ante posibles desgracias, enfermedades, incidentes, muerte de personas queridas, catástrofes, etc. Pero la realidad es que no sabemos lo que el futuro nos traerá. Solo Jesús conoce el futuro y solo Él ha recibido de Dios la misión de conducir a los hombres a la meta feliz.

Pero, si Jesús es realmente el Mesías a través del cual llega la plenitud de la salvación, ¿por qué no ha desaparecido ya los poderes de la muerte y destrucción en el mundo? ¿No debería ir todo bien? Frente a estos interrogantes, Jesús hace saber que el mal continuará formando parte de la historia humana y seguirá atormentado a los hombres. Por tanto, sus discípulos no deben dejarse desorientar por este miedo al final, sino que han de adherirse totalmente a Jesús y creer firmemente en Él.

Quiere preservar a sus discípulos de falsas ilusiones y prepararlos para afrontar la realidad. Lo que necesitan en todas las situaciones de dificultad y desorden es la perseverancia: adherirse firmemente a Jesús y a su palabra. Pero Jesús no deja de mostrarles también el final, poniéndolo ante sus ojos como una gran luz. Si permanecen fieles a Él, llegarán, no sin pasar por momento de aprieto y oscuridad, a la vida en toda su plenitud.

  1. Se anuncian desgracias para los seguidores de Cristo y Jesús nos recuerda “Esto os servirá de ocasión para dar testimonio” ¿Qué significa esto para ti?
  2. No tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría imbatibles”. ¿Cómo quiere Jesús que nos defendamos?
  3. Escucha a Jesús que te dice: “Mirad que nadie os engañe”. ¿Qué te sugiere esto?

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