El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás (12-03-2021)

El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás (Mc 12, 28b-34)

Un escriba que oyó la discusión, viendo lo acertado de la respuesta, se acercó y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

REFLEXIÓN

Un Maestro de la Ley le pregunta a Jesús, ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?, recordemos que, en tiempo de Jesús, los judíos tenían muchísimas leyes que cumplir. Los judíos de la época habían endurecido su corazón, poco a poco, se habían ido alejando de Dios porque solo cumplían las leyes, pero sus vidas no cambiaban. Jesús aprovechó para hablar del Reino de Dios y le contestó: El primer mandamiento es amarás a Dios sobre todas las cosas, pero ojo, hay un segundo mandamiento tan importante como el primero, y que si no lo cumplimos sólo con el primero no vale. “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. Ningún mandamiento es tan importante como estos dos, dijo Jesús. En este tiempo de Cuaresma, os invito a reflexionar sobre el amor de DIOS. “¿Cuánto amo yo al Señor? ¿Me limito a recordarlo, solo en mis momentos de difíciles o cuando entro en una iglesia o cuando la enfermedad la siento cerca?  ¿Solamente busco para pedirle?  Cuantas veces al día le doy las gracias por todo lo que me da? ¿ Me acuerdo de Él en mi rutina diaria?  Soy consciente del dolor que causo a Dios cuando peco y me alejo de Él, poniendo en vida prioridades, económicas, banales, egoístas, cuando me dejo arrastrar por lo mundano.

Hácese el escriba una pregunta existencial (que tal vez deberíamos hacernos todos) sabedor de que amar a Dios consiste en guardar sus mandamientos (1 Jn 5,3). Y en queriendo amar más a Dios quizá decidiese por ello preguntar cuál es el más importante de todos.

Qué llamativa respuesta la del Señor, respuesta de sobra conocida por todo judío pues la recitaba todos los días ¿Por qué entonces responder con algo ya sabido? No parece que hubiese atisbo de enfado o rechazo en el escriba ante la instrucción de Jesús: “muy bien, Maestro”, le responde. Parece tranquilo, satisfecho, gozoso después de haber escuchado lo más grato que pueda ser oído.  Qué dulce debió ser la instrucción de viva voz del Divino Maestro que hizo completamente nuevas las leyes ya conocidas y qué profundos secretos se descubren ahora. La exhortación de Jesús va mucho más allá de lo que hasta ahora ha podido conocer, ahora nos invita a llegar a la plenitud de la ley dándole cumplimiento ¿Y cómo ponerlo por obra? Amando en primer lugar a Dios con todo nuestro corazón, puesto que la recapitulación en Cristo de todas las cosas supone que amándolo a Él antes que a nada amaremos al prójimo de la mejor forma que puede ser amado: por Cristo, con Cristo y en Cristo. Y en segundo (e intercambiable lugar) amando al prójimo, puesto que quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1Jn 4,20).

Señor tu eres Misericordioso, y me perdonas tantas veces…. que te pido perdón. Mándame la gracia para Amar al prójimo sabiendo perdonar como tú lo haces conmigo. Amar es perdonar, en esta cuaresma ayúdame a perdonar para poner en práctica a tu propuesta de Amor al prójimo. Cuando las ofensas de quienes nos rodean, nos hacen daños, se me hace tan difícil perdonar, mi corazón guarda rencor y no soy capaz como tu haces conmigo, de perdonar sin condiciones. Ayúdame a salir de mi egoísmo, amor propio, soberbia. Y así Amar al prójimo que también son hijos tuyos, Envíame Señor la gracia del Espíritu Santo.

“Porque, a cuanto yo puedo entender, la puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración, no digo más mental que vocal, que como sea oración ha de ser con consideración; porque la que no advierte con quién habla y lo que pide y quién es quien pide y a quién, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios; porque aunque algunas veces sí será, aunque no lleve este cuidado, mas es habiéndole llevado otras. Mas quien tuviese de costumbre hablar con la majestad de Dios como hablaría con su esclavo, que ni mira si dice mal, sino lo que se le viene a la boca y tiene deprendido por hacerlo otras veces, no la tengo por oración, ni plaga que ningún cristiano la tenga de esta suerte.”
Moradas Primeras, capítulo 1-7, Santa Teresa de Jesús

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

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