“Hoy se cumple esta escritura” (23-01-2022)

Hoy se cumple esta escritura (lc 1, 1-4;4, 14-21)

Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, ilustre Teófilo, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

Reflexión

Curiosamente, el evangelio de Lucas comienza con un prólogo, algo que lo diferencia del resto de evangelios. En dicho prólogo expone la intención que le ha movido a redactar los acontecimientos de la vida de Cristo, de la que él fue contemporáneo: componer un relato ordenado sobre los hechos la vida del Mesías, un relato dedicado a Teófilo, es decir al amigo, al amado de Dios. Este término nos engloba a todos los cristianos, que somos amados por Dios.

Posteriormente, relata uno de los acontecimientos de la vida de Jesús en el que encontramos varios hechos interesantes. El primero de ellos consiste en que Jesús es el último de los profetas. Antes que Él estuvo su primo Juan y una vez muerto éste sólo quedaba Cristo.

Por ello, al leer las palabras recogidas en el libro del profeta Isaías y al decir “Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído” Jesús estaba cerrando una era, la de los profetas, y abriendo una totalmente nueva, la de los apóstoles.

Por otro lado, también es muy destacable el hecho de que Jesús vuelva a la tierra donde se crio, en la cual no se recibe su enseñanza tan bien como en otros lugares en los que era desconocido. Esto está muy relacionado con el día a día de un cristiano de nuestro tiempo, pues la realidad es que, frecuentemente pensamos que la labor de evangelización tiene que llevarse a cabo en países lejanos en los que nadie nos conoce, pero lo cierto es que, la evangelización tiene que empezar por los que rodean a uno mismo: amigos, familiares, compañeros de trabajo o de estudio… Lo mismo sucederá con la actitud de los miembros de la sinagoga hacia Jesús, no le reciben tan calurosamente como uno esperaría y es que a veces esto mismo nos pasa a nosotros los cristianos. Estamos tan acostumbrados a escuchar el mensaje de salvación: de nuestro párroco, nuestros padres, nuestros abuelos… que terminamos por convertir en ordinario ese mensaje sin concederle toda la importancia que debería tener.

Precisamente esto es a lo que se tuvo que enfrentar Jesús. Llegó a la ciudad donde se había criado y proclamó el cumplimiento de la Palabra en su persona, algo que posteriormente escandalizaría a quienes le conocían desde la niñez, pues no eran capaces de ver más allá. Los cristianos, por tanto, tenemos una misión y corremos un peligro. La misión es la de anunciar la Palabra de Dios en nuestro entorno más cercano, aunque esto pueda resultar incomodar u ofender en un primer momento. El peligro que corremos es el de banalizar la historia de Salvación y olvidarnos de todo lo que ello conlleva. Pero esta misión y este peligro no podemos enfrentarlos solos, necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, al igual que Jesús la necesitó en su momento: “Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu…”. Él es el encargado de darnos valor y de acompañarnos en estas ocasiones. Y a Él debemos acudir en busca de ayuda.

Por otro lado, la idea que me viene a la mente al leer este pasaje es que el Señor busca anunciar la verdad, pero lo hace adecuándose a las costumbres de su pueblo. En este relato Lucas refleja como Jesús acude a la sinagoga junto al resto de judíos y entonces se levanta para leer e instruir al pueblo. Nuevamente, se nos muestra un ejemplo de cómo el Señor no nos obliga a creer en Él ni a seguirle, a pesar de que conoce mejor que nadie qué es lo que nos conviene, sino que busca adaptarse a nuestras costumbres y mostrarnos cuál es el camino a seguir. Una vez hecho esto, nosotros somos libres para seguirle o no y esto es también una parte muy importante de nuestra vida como cristianos.

Por último cabe destacar que el Señor escribe con su vida una historia de Salvación, pero esa historia continúa elaborándose a día de hoy en cada uno de nosotros. La palabra del Señor no es algo estático, sino que es palabra viva, por tanto, cuando Jesús dice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído” no se lo está diciendo sólo a los judíos que se encontraban ese día en la sinagoga, sino a todos nosotros, sus hijos, en el momento presente, a día 23 de enero de 2022 y en nuestra mano está el dejar pasar esa llamada o el escucharle y obrar en consecuencia.

Oración:

Jesús, que sea capaz de anunciar tu Palabra, sin miedo, confiando en que el Espíritu Santo está conmigo y no me abandona, al igual que Tú confiaste en Él durante tu vida en la tierra.

Posts Relacionados