Todo el que pide recibe (25-02-2021)

Todo el que pide recibe (Mt 7, 7-12)

Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden! Así, pues, todo lo que queráis que haga la gente con vosotros, hacedlo vosotros con ella; pues esta es la Ley y los Profetas.

REFLEXIÓN

El Evangelio de hoy nos invita a pedir, a buscar, a llamar, esto probablemente los hacemos todos y desde bien pequeños. Quizás lo que podemos reflexionar hoy es ¿Qué pido? o ¿Cómo lo pido?

El Señor nos anima a pedir, pidamos pues con confianza todo lo que necesitamos, lo grande y lo pequeño, lo posible y lo que a nosotros nos parece imposible, El todo lo puede. Pero, seamos más ambiciosos en nuestras peticiones, no nos conformemos con pedir panes y peces, con lo material, con lo inmediato, podemos dar un paso más

“Vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden” pidamos no lo bueno, apuntemos a lo mejor, algo que sólo Él nos puede dar; el Reino de los cielos.

Dios es como un profesor que antes de ir a clase ya nos ha puesto el sobresaliente, la matrícula de honor. Él nos salvó con su muerte en la cruz, está todo hecho, pero Él quiere que yo vaya a clase, que recoja mi matrícula de honor y aunque no hace falta me permite algún trabajo extra. Dios valora tanto mi libertad que, aunque todo está en sus manos y nada pasa sin su consentimiento, espera mi respuesta, quiere mi colaboración.

Nos decía san Agustín: “Dios, que te ha creado sin ti, no te salvará sin ti”

Aprovechemos este tiempo de Cuaresma, tiempo de gracias especiales, porque el Señor que siempre está cerca, se agacha y nos tiende sus brazos esperando nuestro abrazo. Pidámosle con humildad, reconociéndonos tan limitados, que nos moldee según Su voluntad, supliquemos que obre en nosotros una verdadera conversión que busque extender el Reino de Dios y así transformar el mundo.

Para buscar a Dios y llegar a encontrarlo, tenemos antes que pedirle que nos ayude a conseguirlo.  De esta manera, nos dará las fuerzas necesarias para estar en unión con él. Para todo esto hay que empezar por el principio, no nos olvidemos que en esta tierra todo lo grande ha comenzado siendo pequeño y eso es precisamente lo que nos dice.

Que le busquemos en nuestro día a día, con la oración, lecturas, estudio, meditaciones… De  esta manera será fácil encontrarlo. “Llamemos entonces a su corazón y nos lo abrirá enseguida, sin que apenas nos dé tiempo de terminar de decir su nombre. Y solo entonces, seremos capaces de comprender la grandeza de ser hijos de Dios y nos sorprenderemos, llegaremos a sentirnos amados, tan amados que solo nos bastará ese pensamiento para alcanzar la plena felicidad.

Oración

Padre, ayúdame a que cuando busque sea a ti a quien encuentre, cuando mire, seas tú a quien vea, cuando llame, sea tu nombre el que invoque. Y lo que reciba, me sea entregado de tus manos. Que no pase ni un día sin alegrarme al saberme hija tuya. No dejes nunca que me olvide de ti.

Dios mío que te pida con confianza, que te busque sin desanimo. Que deje de hacer, para dejarte hacer a Ti. ¡Hágase en mí, según Tu voluntad!

 

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