María Santísima de la Misericordia, obra de Sebastián Santos, ha sido bendecida este lunes

La tarde de este lunes 21 de noviembre, festividad de la Presentación de la Santísima Virgen María, D. José Tomás Montes, vicario episcopal, presidió la Eucaristía en la que bendijo la imagen de María Santísima de la Misericordia  y de San Juan Evangelista, obras del escultor Sebastián Santos, que ocuparán el retablo mayor del presbiterio del templo parroquial.

La Misa fue concelebrada por D. Adrián Ríos, párroco de San Juan Pablo II; D. Leonardo Giacosa, vicario parroquial;  D. Manuel Chaparro, párroco de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando y D. Sergio García, párroco de San Antón, de Carmona.

Durante su homilía, don José Tomás reflexionó sobre la advocación de María Santísima de la Misericordia, “título con el que celebramos la bondad y la generosidad de la Santísima Virgen María que siempre ruega al Padre sus súplicas por la salvación de todos sus hijos, de todo el pueblo de Dios”.

Por tanto, “todo el que acude a Ella en sus tribulaciones, peligros y necesidades, siempre como reina clemente nos llevará a la misericordia y al amor de Dios, porque precisamente Ella experimentó en su vida la misericordia de Dios de un modo único y privilegiado”.

“En este calvario contemplamos el sacrificio de Cristo en la cruz, ese escándalo de la cruz, que cuando todos habían abandonado a Jesús, la Santísima Virgen María escuchaba los insultos e improperios que dirigían a su Hijo. ¿Qué podía hacer una Madre sino fundirse junto al amor redentor de su Hijo y ofrecer al Padre ese dolor inmenso que atravesaba su corazón puro lleno de misericordia como una espada afilada?”

El vicario episcopal refirió que  la palabra misericordia significa precisamente “miseria, necesidad y, justamente María, muestra misericordia por el que sufre. Ella nos enseña que no tiene reparo en acoger, abrazar y proteger, incluso en llorar con el que llora, porque es madre de la misericordia”.

Desde ahora – expresó – la madre de la misericordia “escuchará e intercederá por las necesidades y las súplicas que le dirijamos desde nuestros corazones. Por eso, recibamos a María como el regalo precioso que nos dejó nuestro maestro”, añadió.

A la ceremonia asistieron las Hijas del Amor Misericordioso, que actuaron como madrinas.

Por su parte, D. Adrián Ríos agradeció “la generosidad y la providencia de la que se vale Dios para obrar en beneficio de muchos. Dirigió palabras de gratitud a Dios, a los sacerdotes, religiosas y laicos por el bien que hacen a la Iglesia a través de su servicio pastoral, por medio de sus manos y sus corazones”.

Puede visualizar la ceremonia aquí.

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